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Siempre pensé que tener asco era de personas mañosas, esas que no quieren probar algo nuevo de comer, o que no beben del mismo vaso (bueno ahora con el Covid19 ya es un tema de seguridad 🙁 ), o que simplemente un olor es algo que les repugna a tal nivel que salen de la habitación... siempre me dije: “pero qué poco tolerante”, “que quejumbrosa forma de vivir” y otras frases más que ya te imaginarás.... hasta que.... me tocó a mi.
El desagrado, asco, repulsión o como quieras llamarlo, no fue por algún alimento que no me guste o por un vaso que alguien más usó o por un olor desagradable, simplemente una imagen que distorsionó mi visita a la playa en plenas vacaciones familiares.
Todo sucedió cuando me dí cuenta que el roquerío que se veía desde la casa donde pasábamos nuestras vacaciones, era usado como baño por los visitantes de esa hermosa playa... claro, lamentable por un momento e insoportable en otros y por más que trataba de pensar que estaba de vacaciones, que todo sería bueno, que era momento de descansar, la imagen asquerosa de que todo era distinto a lo esperado, esa sensación de repulsión simplemente no me dejó... de hecho, ni si quiera deseo pensar en volver a ese lugar.
Un rechazo mental con imágenes que se quedan en mi memoria, mi estómago se revuelve, mi nariz se arruga, la garganta se aprieta y todo mi cuerpo se tensa, ¡que asco! (y no es de mañosa ni mimada).
El asco o desagrado tiene una función muy importante, ya que al igual que el miedo, nos protege de diferentes estímulos peligrosos que pueden comprometer nuestra propia seguridad y hasta nuestra vida.
Siendo una emoción básica e universal (porque hasta los animales sienten asco), el desagrado, nos protege de ingerir sustancias peligrosas para nuestro organismo, así como de enfermedades contagiosas y hasta objetos de riesgo.
Podemos distinguir dos tipos de asco, uno dado por su función biológica, en cuyo caso, la repulsión está dada en su mayoría, por la percepción a través de 4 de los 5 sentidos (olfato, vista, tacto y gusto) de algo que nos pareció repugnante y que juzgamos que no está en condiciones adecuadas para ser ingerido o tocado, por ejemplo: alimentos descompuestos, fluidos corporales, heridas, algunos animales como ratones, cucarachas y gusanos.
Por otra parte también podemos distinguir la función moral o cultural del asco, la que es transmitida o enseñada por nuestra familia en nuestra infancia, colegio y/o comunidad y que nos genera rechazo como por ejemplo: asco a la suciedad, a las demostraciones de amor a parejas del mismo sexo, a comer insectos, etc.
Muchas veces esta misma función moral, es la que afecta nuestro comportamiento y relacionamiento con las demás personas.
El asco tiene una función de autocuidado muy específica, nos protege de amenazas que nos puedan dañar, por tanto expresarlo es muy importante.
Si hemos estado en nuestra vida evitando expresar nuestra emoción de rechazo o desagrado, ésta buscará otras formas de hacerse presente, quizás en un aborrecimiento más obsesivo como la permanente limpieza y orden de las cosas o el comportamiento hipocondríaco frente a cualquier sensación física propia o de otros, incluso los trastornos alimenticios pueden aparecer como respuesta exacerbada a un asco no manifestado.
Pero sí, tal como te cuento al comienzo de esta publicación, a veces creemos que tener asco de algo en particular, puede ser “mal visto”, como si fuéramos niños o niñas haciendo pataleta porque esa comida no nos gustó y guardamos nuestra emoción como parte del la “buena educación” que debemos tener.... bueno, y así también a veces, criamos a nuestros hijos e hijas.
La situación o lo que sea que nos pueda producir asco no está ajena a otras emociones que la acompañan y muchas veces intensifican su sensación, así aparece la amargura y frustración porque claramente no vivimos una situación ideal, lo que nos lleva al estrés y ansiedad (lee más sobre la tensión o estrés), poniendo nuestra atención en que todo esto acabe pronto para entrar en un nuevo estado de calma y agrado.
Desde una perspectiva cultural, moral y en un estado exagerado, el asco estaría representado por una persona muy alejada de la simpatía, más bien molesta y amargada que no disfruta la vida, se incomoda por todo y siente repugnancia fácilmente, por lo que rechaza la mayoría de las cosas y personas que la rodean.
El asco o desagrado es una emoción muy necesaria y su propósito es protegernos de los que pudiera hacernos daño o causarnos mal, pero aun así, a veces necesitamos liberarnos de ella o al menos, apaciguar sus efectos.
Para aliviar el asco es importante que observes tus creencias, descubre qué te fue enseñado en tu infancia en relación al rechazo (aquello que no se aceptaba en casa) y que hoy te hace sentir y vivir en desagrado. Una vez que des con este tipo de creencias, comienza a soltarlas y a aceptarlas una a una, liberándote de su peso moral y entregándote más gozo de vivir sana y plenamente.
El Coaching nos ayuda a mirar esas creencias, a desafiarlas y a descubrir caminos para nuestra liberación en paz y cuidandonos a la vez.
Conéctate con tu cuerpo, con tu respiración y realiza actividades que te traigan a este presente como el Tai Chi o el Chi Kung. Las Prácticas Internas Taoístas cumplen justamente la misión de aquietar la mente, traernos al presente y focalizar nuestra atención al cuerpo, relajándonos hasta encontrar la calma, lograr la claridad y el equilibrio que perdemos cuando estamos viviendo el desagrado.
Conéctate con el gozo de vida, utiliza la Creatividad para expresar y “sacar a fuera” todo el asco que sientes, incluso representar eso que te produce desagrado puede ser un camino para soltarlo y liberarte (metafóricamente) de él.
Esta virtud y también considerada un valor, está relacionada con la bondad del corazón y es justamente esta bondad la que parece abandonarnos cuando el asco se apodera de nosotros.
Conectar con nuestra amabilidad, autoestima y derramar sobre nosotros y nuestras acciones nuestro encanto y ternura, nos permiten sentirnos a nosotros mismos y a los demás, expresando nuestra humanidad en su totalidad.
La dulzura nos libera del rechazo y nos conecta con el amor, respeto y gozo.
¿Cómo vives el Asco o Desagrado?
¿Sabes de alguien que viva situaciones muy incómodas al sentir asco o desagrado?
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AUTORÍA:
Es cofundadora de la Comunidad Espacios Mágicos. Cuando ella no está escribiendo artículos o preparando increíbles actividades de Arte y Coaching; le gusta tejer, dice que hay algo lindo en ver las redes, armonías, colores y también los nudos de las fibras... es un poco como la vida.
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